Cuando se instalaron en Tenochtitlán observando las ordenes del dios Huitzilopotchtli, estaba dividida la ciudad en cuatro barrios de base territorial llamados calpulli, formados a partir de la antigua división de clanes que a su vez estaban divididos en barrios más pequeños cuyo dios era calpultec.
El jefe de los calpullis érale calpollec. La división del trabajo también era hereditaria, para algunas familias de cada clan se reservaban las actividades más elevadas como el reparto de la tierra o la organización y dirección del grupo; los miembros de otras familias se dedicaban en cambio al trabajo manual.
Esta invariables divisiones de funciones sociales dentro del clan se relacionaba con el grado de importancia que el mismo tenía en la organización de la tribu. Solamente 6 clanes podían enviar a sus jóvenes al calmecac, la escuela sagrada que preparaba a los jefes, y uno sólo de ellos, el clan Huitznahua, tenía derecho a dar a las tribus los sacerdotes y jefes más importantes. Los jóvenes de las clases inferiores frecuentaban en cambio la escuela del clan, el telpochcalli, donde aprendían sus futuros oficios y recibían una rígida educación encaminada sobre todo a la sumisión y a la docilidad.
Al frente del gobierno estaba un consejo eligiendo los representantes del calpulli a dos altos magistrados. Uno de ellos tenía el mando militar y era llamado Tlacatecutli, a quien los conquistadores españoles tomaron como rey; a su lado el cihuacoatl, que tenía autoridad en política interna y en asuntos judiciales. Ambos desempeñaban también funciones sacerdotales. Estos cargos de elección inicialmente habían acabado por recaer siempre en una misma familia creándose una verdadera dinastía.
En definitiva podemos decir que si bien el poder de los gobernantes aztecas estaba legitimado por medio de la religión, el emperador contaba con un consejo formado por distintos representantes de los pillis, que era la clase dirigente o nobles, que tenían autoridad para elegir al nuevo emperador o destituir al que gobernaba en ese momento si no tenía las condiciones apropiadas para ejercer el cargo.
El jefe de los calpullis érale calpollec. La división del trabajo también era hereditaria, para algunas familias de cada clan se reservaban las actividades más elevadas como el reparto de la tierra o la organización y dirección del grupo; los miembros de otras familias se dedicaban en cambio al trabajo manual.
Esta invariables divisiones de funciones sociales dentro del clan se relacionaba con el grado de importancia que el mismo tenía en la organización de la tribu. Solamente 6 clanes podían enviar a sus jóvenes al calmecac, la escuela sagrada que preparaba a los jefes, y uno sólo de ellos, el clan Huitznahua, tenía derecho a dar a las tribus los sacerdotes y jefes más importantes. Los jóvenes de las clases inferiores frecuentaban en cambio la escuela del clan, el telpochcalli, donde aprendían sus futuros oficios y recibían una rígida educación encaminada sobre todo a la sumisión y a la docilidad.
Al frente del gobierno estaba un consejo eligiendo los representantes del calpulli a dos altos magistrados. Uno de ellos tenía el mando militar y era llamado Tlacatecutli, a quien los conquistadores españoles tomaron como rey; a su lado el cihuacoatl, que tenía autoridad en política interna y en asuntos judiciales. Ambos desempeñaban también funciones sacerdotales. Estos cargos de elección inicialmente habían acabado por recaer siempre en una misma familia creándose una verdadera dinastía.
En definitiva podemos decir que si bien el poder de los gobernantes aztecas estaba legitimado por medio de la religión, el emperador contaba con un consejo formado por distintos representantes de los pillis, que era la clase dirigente o nobles, que tenían autoridad para elegir al nuevo emperador o destituir al que gobernaba en ese momento si no tenía las condiciones apropiadas para ejercer el cargo.
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